Con el acogimiento familiar se pretende dotar a los menores del espacio seguro del que carecen en sus propias familias, aun sabiendo que es una medida subsidiaria, ya que mientras se produce el acogimiento se trabaja con las familias biológicas para modificar las causas que provocaron el acogimiento.
Durante la infancia y la adolescencia es imprescindible que los entornos sean seguros, siendo estos los que respetan los derechos de los niños, promoviendo para ello un ambiente protector tanto físico, como psicológico y social.